
¿Quién te dijo que yo era el sueño que soñaste una vez? ¿Quién dijo que tu voltearías mi futuro al revés? No queda más que ir aprendiendo a vivir sóla, si te quedan agallas. La casa no es otra cosa, que un cementerio de historias, enterradas en fosas que algunos llaman memorias. Como duele gastar el instante en el que tu ya no estás. Como cuesta luchar con las cosas que no vuelven más. El cadáver del minuto que pasó, se burla de mis ganas de besar, la foto que dejaste puesta en el buró. Mi soledad es tu venganza. El ministerio del tiempo puso sede en mi almohada, ahí te encuentro a momentos, aunque no sirve de nada.