Empezás buscando la manera de acercarte a él, de que note tu presencia, de que te vea. Tratás de manipular la casualidad para encontrarlo. Te imaginás situaciones que te tienen a vos y a él como protagonistas de un diálogo eterno. De un encuentro mágico. Y cuando te diste cuenta, ya es muy tarde para reaccionar, está adentro de tu cabeza. Pensás en él todo el día y lo único que querés es estar con él.Qué triste es enamorarse de un imposible!.
Y a pesar de todo, no podés olvidar que existe.
Qué duro es enamorarse en silencio! Te preguntás por qué tuvo que pasarte a vos. No lo esperabas. No lo querías. No sabías que esa tarde ibas quedarte con su imagen grabada a fuego en tu memoria. No tuviste tiempo para cerrar la puerta de tus emociones. El entró en tu interior. Y ni siquiera lo sabe. Ignora lo que te pasa.
Qué feo es no desenamorarse! Pensaste que era algo pasajero y sin embargo pasan los días y vos seguís soñando un sueño que jamás se hará realidad. Y no podés despertar.
Te hacés mil preguntas que no tienen respuesta. ¿Qué sentiría si supiera lo que siento? ¿Cómo será? ¿Qué estará haciendo ahora? ¿En qué pensará? ¿Se acordará de mi? ¿Habrá sentido alguna vez lo que yo sentí? ¿Cuándo lo voy a ver? ¿Por qué me gusta si no puedo estar con él? ¿Qué pensará de mi?.Y probablemente jamás pensó nada. Porque no existís en su vida.Sabés que sólo tenés dos opciones: olvidarte o decírselo. ¿Cómo decirselo? Morirías de vergüenza. Es algo que jamás harías. Tenés mucho que perder.
Lo único que te queda es olvidar. Después de todo: sólo es una ilusión. Alguien que no conocés en realidad. Un enamoramiento que mantuvo viva la chispa de tu alegría.
Muy pronto sólo será un recuerdo de lo que nunca sucedio .